viernes, 2 de noviembre de 2012

Redefiniendo la Relación Estudiante/Profesor: Presentaciones por Estudiantes



Una de las tendencias resientes en la educación es el obligar a los estudiantes a realizar presentaciones orales de algún tema de la clase. Tema que se elige, o se asigna, del prontuario de la misma. Generalmente esto se convierte en parte de la forma en que será evaluados. Donde el profesor y los estudiantes dirán cual ha de ser la calificación que se obtendrá. Por un lado esto crea un problema, ¿qué estudiante le daría una mala calificación a otro estudiante?

Pero, un problema más serio, es que los estudiantes están siendo timados por el profesor.

Un estudiante que toma una clase de teorías de la personalidad, matemáticas, literatura, etc., lo hace porque quiere aprender (o es un requisito curricular) sobre el tema de la clase. No se inscribe en una clase de teorías de personalidad, matemáticas, literatura, etc., para mejorar sus habilidades de su retórica. Para eso existen grupos como los Toast Masters (verdaderos expertos en el arte de expresarse en público).

En una clase, no se debe aceptar que otros estudiantes nos eduquen a través “de presentaciones grupales o individuales”. Ningún estudiante paga por dar clases, o paga por tomar una charla de otro estudiante. Más importante, un estudiante (salvo raras ocasiones) no posee las cualificaciones necesarias para poder impartir una instrucción sobre algún tema. Por eso es que están en la universidad, para obtener el conocimiento que carece.

Es una falta de respeto por parte de un profesor poner a estudiantes a dar clase, cuando es él quien ha sido pagado para hacer esa labor. Así que un profesor cuya clase se fundamenta en las presentaciones de estudiantes está cayendo en un ejercicio de pereza. Siendo esta pereza un robo a los estudiantes, un profesor que base su clase en presentaciones es un ladrón.

Un estudiante tiene el pleno derecho de exigir que su clase sea impartida por el profesor y no por un estudiante.